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Memoriasencadenadas

30 de junio de 2008

Barreras Dormitando [I. Sesión]

Planeaba publicarlo todo junto pero... Pues... No. Así que he aqui la primera parte. Son solo cinco partes y entre todas hacen una historia, pero ninguna cuenta esta historia sino otras... Ya lo entenderan si lo leen todo. Dejen comentario, no hay preguntas.



Barreras Dormitando






[I. Sesión]

16 Febrero




¡Silencio por favor! La sesión de esta noche esta oficialmente iniciada. Señores por favor…


La razón por la que se ha colocado este proscenio bajo mis pies, es que esta sesión no será una discusión de opiniones agresiva y desorganizada, como ha venido siendo en las ultimas sesiones, sino un monologo que he preparado exclusivamente para esta reunión y que espero exprese el punto de vista del estado y diversas organizaciones involucradas en los sucesos que tuvieron lugar el pasado martes 4 de febrero, así como contestar ampliamente todas las dudas que posiblemente puedan tener en estos momentos o que surjan durante este monologo.


Después de las anteriores palabras, y por si alguno de ustedes desconoce mi perfil, mi nombre es Ascio Velauz, procedente de la, ahora, Republica Democrática de Rembraskalov. Como algunos ya sabrán, soy el secretario de protección ciudadana, así como uno de los principales estrategas militares y representante de la división 62-B nombrada “Mnelovista” por el régimen de republicas al cual nuestra nación pertenece.


Dada ya la apropiada presentación, pasemos al tema principal de la sesión. En los periódicos, radiodifusoras y noticieros se les ha informado sobre ciertos ataques terroristas provenientes de nuestros países vecinos, como forma de protesta de un grupo terrorista llamado “Velta” a la posición que hemos tomado con respecto a la posible invasión con la cual se nos ha amenazado. ¡Nada más falso que ello! ¡Se les ha mentido!


Yo he venido aquí esta noche, no solamente para aclararles la verdad, sino para proponer soluciones viables y tangibles. Soluciones que estamos obligados a tomar en estos momentos de crisis. Soluciones que nos evitarán el derrocamiento de la nación más poderosa en esta parte del mundo. Soluciones que deben ser inmediatas y veloces, pues de lo contrario nuestros enemigos devorarán toda yaciente posibilidad de defendernos.
Lo sucedido el pasado martes, no es nada excepto invasiones. ¡Invasiones!


Inteligencia nos informó hace algunas horas que un campamento de soldados enemigos se prepara para atacar. Esta misma noche, cada hogar debe estar protegido por la milicia, pero esto no se logrará sin el permiso del concejo. La única posibilidad que nos queda ahora es defendernos con todo lo que nos queda, pues las invasiones del pasado martes, fueron planificadas con mucha anticipación. Una de las embarcaciones que transportaba un proyecto muy importante llamado Z-44 fue hundido sin piedad por los ataques suicidas de aquellos soldados… ¡Soldados que están, en estos momentos a solo 190 kilómetros fuera de nuestra ciudad, preparándose para asesinar a cada hombre en pie, reclutar a cada niño, y violar y matar a cada mujer que encuentren en esta ciudad!


Los otros dos ataques, fueron de la misma magnitud que el anterior. Uno de ellos fue un cargamento entero de armamento militar que se importaba desde las fronteras. El otro consistió en el asesinato de dos de los miembros del concejo, sin mencionar un ataque directo a la casa de gobierno en Cabo Cayeas. En ese edificio se solían mantener importantes documentos de la nación, documentos que desaparecieron después del pasado martes. ¡No fueron robados durante el ataque! Sino después. Lo cual nos hace sospechar que tienen gente entre nosotros.


No debemos escandalizarnos por los insignificantes sucesos del pasado martes, porque aunque fueron fuertes golpes de estado, la gran mayoría de nuestra gente yace cegada y desarmada frente a una inminente guerra. Si, es verdad que podemos reponernos, que tenemos suficiente armamento para defendernos y también es cierto que podemos evitar esta guerra. Pero eso solo sucederá si el concejo se convence de la verdad y actúa, ahora que no es tarde.


Sugiero que tomemos amplias medidas de recolección de los copiosos bienes que tenemos para exportación, por que en el caso de que una guerra se desate, o en su defecto, que la ciudad sea tomada, necesitaremos de esos bienes para sobrevivir. Nuestros enemigos no dudarán en atacar. Debemos actuar rápido antes de que ellos puedan invadirnos.


Algunos generales del ejército ya se preparan para los ataques y ya planean estrategias de ataque, pero si la población no esta prevenida, la ciudad será tomada. Y nadie quiere eso.




27 de junio de 2008

La Enfermedad De La Desgracia




La Enfermedad De La Desgracia





Introducción

Hace ya seis años que me encuentro aquí encerrado, y siento ya que comienzo a acostumbrarme. Ya iba siendo tiempo.


Los primeros días fue muy divertido, pues no tenía que ir a la escuela, y mis amigos fueron muchas veces a ver como estaba. No tenía que hacer tarea, me daban dulces todo el tiempo, podía ver la tele todo el día y jugar lo que quisiera dentro de la casa y ¡Ni siquiera tenía que levantarme para ir al baño!



Primer Tratamiento

Y así fue de entretenido al menos hasta que empezaron los tratamientos… Recuerdo bien que… yo solo tenía once años y no entendía muy bien lo que pasaba, y solo me asustaba mucho al ver las enormes jeringas, con líquidos brillantes de todos los colores que conocía, entrar por todas partes de mi cuerpo. Al principio eso era lo único que me incomodaba…


Después de unos meses mis amigos empezaron a dejar de venir exceptuando a uno, mi mejor amigo Felipe. Él continuó viniendo cada viernes y cada sábado incluso auque tuviera otros compromisos. Recuerdo muy bien que cada vez que yo tosía, su cara se tornaba preocupada, pero al principio no se acercaba… Quizá por miedo, quizá por otra cosa…


Segundo Tratamiento

Luego vinieron las pastillas… ¡Santo dios!… Las pastillas fueron terribles… Aún lo son, pero ya también me acostumbré a ellas. Fue justo un año después de que me dijeran que no podía abandonar mi solitaria habitación y que empezaran las inyecciones. Recuerdo que la primera que tomé era de color verde pálido, la tomé y media hora después no podía mover ni los ojos, todo mi cuerpecillo infantil se paralizó, pero sentía perfectamente como todo mi interior ardía. Yo solo deseaba escapar de mi piel.


Y así luego una niña llamada Magdalena se mudó a la casa de contra esquina a la mía. Todos los días, en los que se mudaron, yo miré por la ventana viendo todo lo que bajaban y tratando de escuchar de lo que hablaban. Pero luego mi madre… mi amada madre me dijo que no debía hacerlo y me reprochó por ello. Pero yo seguí espiando. Su mamá era alta, más alta que su papá, y tenía pelo liso y dorado… aunque nunca pude ver sus ojos a la distancia, y tenía una figura de supermodelo, su papá en cambio era moreno y de pelo negro, flacucho y enclenque.


Tercer Tratamiento

Y entonces un día (también después de un año de empezar el tratamiento anterior) mi mamá entró en mi cuarto con un aparato humeante, lo colocó en mi buró y le indicó a Felipe despedirse. Me quedé solo en mi habitación inhalando aquel venenoso medicamento mientras miraba por la ventana y pensaba. Repentinamente vi a Magdalena llegar a mi pórtico y tocar el timbre. En ese momento sentí el humo penetrando mis pulmones realmente, y fue una sensación de placidez y calma completas, dejé de sentir mi cuerpo, y un segundo después de que pensé que solo estaba en la mente mis piernas flaquearon y caí de bruces a la alfombra sin sentir ningún tipo de dolor. Luego con la poca movilidad que aún poseía, sin algún sentido del tacto, me arrastré lentamente hacia la puerta y mientras lo hacía, mis ojos empezaron a lagrimear a borbotones, y antes de segundos mis mejillas tenían riachuelos. Cuando estuve lo suficientemente cerca de la puerta, esta se abrió de golpe y me propino un fuertísimo golpe en la nariz, la cual cedió rompiéndose. Desperté al día siguiente del desmayo.


Magdalena fue a visitarme a diario desde entonces, primero con la excusa de que había sido ella quien abrió la puerta tan de golpe y, por consecuente, roto mi nariz. Pero después mi nariz se curó y ella siguió acudiendo… Ya no a diario pero si dos o tres veces por semana. Y recuerdo que en una de esas ocasiones le conté que mi enfermedad había sido diagnosticada el mismísimo día de mi cumpleaños once y que el tratamiento había empezado casi de inmediato, pero que la enfermedad era desconocida hasta entonces. Ella me recomendó leer para entretenerme. Y yo leí. Leí como un maniaco obsesivo. Leí hasta la Biblia entera… Cuatro veces… Mi mamá me informó que debía repetir lo del humo venenoso cada semana.


Cuarto Tratamiento

Un año entero pasó desde aquello y un nuevo tratamiento inició. Era simple, una muy dolorosa inyección en la columna que dejaba mis piernas dormidas durante unas horas y me hacía cagarme en la ropa interior. Y ese fue el mejor de los tratamientos pues fue con el que menos sufrí físicamente. Felipe comenzó a ir mucho tan seguido como Magdalena y juntos los tres platicábamos sobre muchísimas cosas, jugábamos videojuegos, y varias veces se quedaron ambos a dormir conmigo para hacerme compañía.


Pronto me di cuenta de que… Mi vida entera dependía de los medicamentos… y mi felicidad y salud mental dependía de aquellos dos amigos que me hacían compañía. Mi padre nunca estaba en casa porque era piloto aviador y mi madre se pasaba todo el día en la corte pues era abogada fiscal. Así que los únicos con los que hablaba eran ellos. Amaba los secretos que me contaban y que ellos supieran que yo no podía traicionarlos. En verdad a ambos los amé… hasta que… todo cambió.


Quinto Tratamiento

Mi quinceavo cumpleaños llegó y con él una nueva e imaginativa forma de torturar mis ansias por vivir. En esta ocasión sufrí física y psicológicamente… y quizá un poco sexualmente también. Un doctor acudió a mi hogar y me dijo que me dolería el tratamiento, después me rompió el brazo izquierdo (para liberar alguna sustancia) y me bajó los pantalones, me puso un supositorio y comenzó a registrar el abundante dolor que yo sentía con aparatos conectados a mi cuerpo. Después se marchó y prometió volver en dos semanas para repetir el proceso así que solo me vendó el brazo.


Ese año fue particularmente triste. Magdalena me confesó que estaba enamorada de mi y me besó. Yo me sentí confundido, pero no desperdicié la oportunidad y le pedí ser mi novia, a lo cual contestó que si. Y luego un día Felipe simplemente dejó de venir a mi casa. No supe la razón instantáneamente hasta que un día en la noche regresó, Parecía molesto y triste. Le pregunté que qué había pasado y el porqué de su repentina ausencia. Y contestó con una extraña reacción, se tumbó de rodillas y me explicó que él se había enamorado de mí también y que no podía soportar vernos, a Magdalena y a mi, juntos. Mi sorpresa fue enorme, pero se agravó cuando confesó haberla matado para no tener que lidiar con ello. Me asusté mucho y me alejé de él, pero él solo se puso de pie, sacó una pistola de su mochila y se disparó.


Sexto Tratamiento

Después de eso, necesité un psicólogo para lidiar con el trauma de que mi mejor amigo hubiese matado a mi novia por estar enamorado de mí y luego se hubiese suicidado. Y después de cumplir dieciséis años, el tratamiento que más odié comenzó. Tenía que tomarme un líquido gris brillante y luego me sometían a choques eléctricos en diferentes partes del cuerpo, y mientras estos estaban activos, sentía el líquido enfriarse y vibrar dentro de mí. Cada dos días se repetía. Y yo me sentía terriblemente solitario. Hubo muchos problemas porque varios médicos tuvieron que explicarle a la policía que yo no podía abandonar la habitación.


Un año entero pasó hasta que una noche justo unas horas antes de mi cumpleaños llamó un policía, y me informó que mi padre había muerto. Su avión se había caído y él no sobrevivió. Acto seguido llamé a mi madre a su celular, ella iba manejando, y mientras le informaba sobre el horrendo suceso, oí claramente como ella chocaba. Esperé un rato y me llamaron del hospital, ella también estaba muerta. ¡Oí a mi madre morir! Luego decidí que era tiempo de llegar al séptimo tratamiento.


Epílogo

Son las tres y media de la mañana, estoy terminando mi carta en la cual explico la razón de la aplicación del séptimo y último tratamiento. El tratamiento se aplicará crónicamente si no surte efecto. Consiste en dos partes: la primera es drenar toda la sangre de mi cuerpo y la segunda en volverla a meter.


Me he cansado ya de tener que lidiar con esta enfermedad que no me ha traído nada más que desgracias. Si no estuviera enfermo, todo sería muy distinto. Acepto las consecuencias de mis decisiones. Comienza el tratamiento. Ojala hubiese alguien que me ayudase a completar la segunda fase del tratamiento…

22 de junio de 2008

Listón Cobrizo

Cuando terminen de leer y se den cuenta de que no entendieron, entonces van a los comentarios XD. Consta de dos partes, la normal y larga y la cursiva y corta, separadas por una imgen y unas rayas de puntos.



Listón Cobrizo



Vagando una vez más por los oscuros callejones que encuentro en mi traicionera inconciencia, me encontré con un amigo que presume llamarse al igual que su padre, el cual llamase así también en honor a que ese nombre se ha pasado de generación en generación desde hace una eternidad, y este amigo, muy buen amigo por cierto, me contó sobre mis últimos estados de animo, los cuales yo, por un desafortunado y accidental suceso que tuvo lugar hace ya unos años, no puedo encontrar fácilmente.


“Estas sangrando” fue lo primero que me dijo al verme. Indudablemente su cara mostraba preocupación entre las abundantes gotas de sudor que le cubrían el rostro, por las cuales yo instantáneamente pregunté, a lo cual él no quiso responder. Finalmente y tras una larga discusión me confesó la razón de su estado y el porvenir del mío, del cual hablaré momentos más adelante. Perseguido por sucios impulsos confesó haber estado, y que tras una larga carrera sucumbió ante el sentir vano del corazón y calló victima de los impulsos que lo llevaron a cometer acto de asesinato, y me advirtió jamás imitar aquella acción, me aconsejó, en cambio, tratar de no acercar mi frágil alma a esa clase de impulsos estúpidos y autodestructivos que surgen de la mal interpretación de las señas salvajes que los misterios de la mentira evocan.


“Cuelgas peligrosamente de tus acciones” dijo después cuando, ya entrados en el tema de mi porvenir, hablábamos. “Es, en primera instancia, la única vez que el destino no te preparó algo fuerte, y por consecuente, lo que tú debes hacer es abusar de aquel desgraciado que mueve tu vida.” dijo después refiriéndose estrictamente al aspecto aburridísimo de mi vida en el que últimamente me he enfrascado. ¿Será que abusar de mi libertad, fomente un intrínseco riesgo, hablando de mis inmediatas acciones? Me pregunté a continuación. Después reconoció que en dos cuestiones debía yo estar preparado. “Te enfrentaras próximamente a una muy grande confabulación en contra de alguien a quien le compartes fuertes sentimientos que te involucrará a ti. Lo segundo de lo cual debo advertirte seriamente es sobre tus últimas y mas apegadas afecciones, pues una de ellas esta muy próxima a terminar de una manera que no te ha de gustar” Dijo palabra por palabra.


Mi reacción fue inesperada, pues en lo que a mi concierne y si la sucesión de hechos logra darse, el plan está ya terminado para que lo segundo de lo que me advirtió se desate y me lleve a la culminación de la primera parte (que antes solía ser la segunda, pero por razones de tiempo decidí trasladarla a ser la primera) de un macabro plan que tengo cuyo objetivo no puedo revelar puesto que aún está por descubrirse, sin embargo, de lo primero no esperé entender lo que sucedía (Aunque ahora creo saber bien de lo que se trata). Sin más que pueda existir en mi confesión sobre esa plática, solo diré que seguimos charlando cómodamente sobre asuntos varios.


Dos días pasaron y encontré una hoja llena de perdón y rencor. Un arma de doble filo que yo podría usar para mi maligno plan, más para poderla usar debo primero poner en orden algunos asuntos que surgieron apenas el día de ayer. Después de efectuados los sucesos que llevarán, no solo a mi sino a otras personas también, a una profunda tristeza que engendrará eventualmente un posible odio hacia las horrendas cosas que también han estado sucediendo en mi mente/sentimientos en los últimos meses.


Después de otra larga caminata por este mismo callejón, donde hay oscuros secretos subliminales escondidos que salen a la luz casi a diario pasando desapercibidos entre mis alrededores, encontraré al mismo buen compinche que había encontrado hacía apenas escasos días antes (Debe prestarse atención a que esta parte de la historia aun no ha tomado lugar, y a lo único a lo que me refiero con ello es a que es llevada en el futuro. La aclaración viene únicamente para el mejor entendimiento del uso de tiempos de este párrafo) para entonces decirme “La luz que en ti habita, se está esfumando y debes detener este proceso, puesto que no es que no le alimentes, sino que esta escapa mas rápido de la cual tú la repones, y la oscuridad en cambio se asienta peligrosamente dentro de ti, y ello puedes comprobarlo en la imposibilidad física para despegar manchas de tus armas” dirá él advirtiéndome sobre el abundante peligro que mi alma corre al acercarse al precipicio de la oscuridad perdida.


Y más tarde por el desafío que ante él yo presentaré, contestará por mi inducción al tema: “Es muy cierto que el destino te concede un corto lapso de descanso, puesto que es cruel pero no injusto, más eso ¡no significa!, y hago énfasis en esta última parte, que los ya consumidos por el destino, o que los que aún en su flujo se encuentren sean libres como tú. Y es por esto mismo que he aconsejado te aproveches de la fugaz oportunidad, como ya has estado haciendo desde un corto tiempo a acá. Esto solo es para reforzar una de mis advertencias de la pasada ocasión.”


Sentencioso como solo este ente puede ser, aprovechará para decirme que mis manos grandes son, para proceder después a despedirse y desaparecer en el oscuro callejón que hacia mi lógica mental y conciencia se encuentran. Es imprescindible que yo con este ente continúe hablando, y para esto he pedido ayuda a un viejo camarada para que encuentre una forma de avisar al mundo, por medio de la voz mía, que me encuentro ausente, pero que sea tan difícil de entender que solo los que deben entenderlo lo puedan entender y que, si no lo han hecho, lo hagan en estos momentos.



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Si es necesario, la lluvia abrirá la herida, y dejará que la sangre fluya para Lugo limpiar el profundo interior de la llaga. Si es necesaria, la crueldad nos atacará. Y no habrá un quien lo suficientemente fuerte para salvarnos.


Y así se han llevado los días desde el descenso del pensar en el atrasado resentimiento por el bizarro amar y el desviado mirar.


En algún momento mi alma se equivocó, pero no mi destino. Mi destino… Todos los destinos son fijos y sólidos. No pueden ser cambiados y en perfección estos se encuentran. Lo demás son solo mentiras.


¿Cómo puedes no entenderlo?


Si el veneno, las voces, ha de alcanzar, será entonces cuando la vida mía sucumba y acepte lo erróneo que siempre he estado. Pero antes… antes ¡Jamás! No cabe duda si no hay error alguno. No puede haber imperfección en la perfección ni falta en lo completo.


¿Sienten ese gran miedo? ¿O es acaso que tan ciegos, como siempre han estado, ustedes siguen?


Esto es solo parte de lo que debe estar hecho. Y hecho solo por una persona, no con compañía ni con abundante ayuda. La soledad no mejora las cosas, pero en situaciones, las cosas deben ser hechas como se supone sean hechas. Y eso no se cambia.


Pasado por páginas muchos han, ¿Cuántas ya van? ¿En cuantas aparecemos? Díganmelo ustedes Ángeles endemoniados.


La tristeza yo idolatro.
Las estrellas yo amo.
A mis recuerdos yo fuertemente me aferro.
La lluvia yo amo.
La metrópolis extraño.
A ti yo te amo.


Estoy muy bien.
Mucho, muy mal.


Es Destino, y este solo tiene una forma. No se equivoca y por tanto no corrige. Por algo es llamado de este modo.
Es Destino.



Hay algo dentro de mí...




16 de junio de 2008

Después De Hoy



Después De Hoy



¡Me ahogo!

Suplico… Sin sueños por los cuales luchar, por alguien que venga aquí ahora y me salve. Sáquenme de está aprisionarte jaula dentada que lentamente presiona más y más sus paredes contra mi piel haciéndome sangrar cruentamente en desesperante y lento dolor.

Y es… ¿Porqué nadie…?

¿Es tarde ya? ¿Se me acabó? ¡Yo nunca quise dejar de amar! ¿Es más triste amar o no amar?

Mi corazón, una brújula descompuesta que solo apunta hacía abajo, pide a gritos la oscuridad, pide desgarrante que la sangre coagulada que ha cubierto mi alma se levante y regrese a mis venas, y que también mi alma vuelva a mi interior, tan viva como estuvo cuando los mundos fueron uno en mi memoria.

Y sabes… Si no fuese quizá tan difícil para mi definir, el porqué de mi fingir, entonces podría yo decir, lo que muy por dentro he llegado a sentir.

Ya es tiempo.

Tiempo de morir.

El futuro se olvidó del vivir.

Y es ya tiempo.

Tiempo de dejar y olvidar.

Ya ha sido demasiado camino desde entonces…

Ya no quiero…

Y es que… Al igual que en el último día, y en las últimas palabras, yo ya me cansé.

¿Cómo encarar estos encarnizados y dolientes pensamientos?

¿Es acaso su voz algo que yo olvidaré en ocasión alguna?

¿Y son sus ojos, objeto de mi traición?

¿Cuándo dejaré yo de sentir la profunda espina de la indiferencia?

Ante todo, ante ti: Proclamo yo la verdad.

Ya no debo hablar del pasado. Ya no debo soñar para el futuro. El problema no es ello, sino que yo ya no quiero vivir este presente. Yo quiero ya escapar. Salir por donde sea. Huir de la jaula.

¿Creen realmente que necesito de esto?

Si en todo este tiempo, tan poco han logrado…

Y si. Es verdad que pude malinterpretarlo, pero es verdad lo que interpreté, y eso haré.

Ya no puedo explicar. Ya, una vez más, no puedo escribir lo que quiero decir. Es… ¿Es esta desesperación una replica de mi última desesperación?

Un duelo. Las armas serán palabras. Los contendientes seremos tu, la amnistía, y yo, quien se niega a obtenerte. Y así nos batiremos en una impecable contienda sin tregua. Solo por cuenta del destino, hemos de morir los dos, yo por tu mano, tu por mis mentiras.

Y esta máscara, mi cara, no se despega. No puedo soltar ya este grito que desde dentro de mi ser escala solo para llegar hasta mi boca y perderse por mi negación. Y así yo, le pongo una lágrima más a este estanque de lágrimas en el que me ahogo lentamente, ¡Y no quiero salir!

¡Quiero aquí mismo morir! ¡Por mis amores! ¡Por mis odios! ¡Por mi ser y por el de quienes me rodean! Es por nosotros que el estanque se llena un poquito más cada noche. Es porque no puedo parar ya de proyectar mi ser en mi ausencia.

Caigo. ¡Sáquenme! Suplico… Alguien deténgame. Alguien, aléjeme de mi mismo… ¡Aléjense de mí! No me toquen. Los mataré. Juro que mi furia los destrozará. Y aunque calma parezca, les aseguro yo que en mis manos no hay perdón. Les prometo yo que es solo la jaula lo que ven, no al prisionero.

¡Ángeles! ¿Qué he hecho yo? ¿Qué les ha provocado este profundo encarnizamiento por mi ser? ¡No soy yo quien los odió! ¿No soy yo quien les buscó? ¿No era yo quien les rezaba? ¿No era yo quien en ustedes creyó? ¡No fui yo quien la mató! No fui yo…

¿Y en que idioma se entienden los amores? Por qué al parecer, ya ninguno habla el mismo que el mío. ¿Y cuanto más? ¿Cuánto más podré yacer ante este atardecer? ¿Cuánto antes de que la navaja del destino degüelle y desuelle mi tenaz fuerza de voluntad, voluntad para seguir viviendo? ¡Díganme ustedes! ¡Dime tú!

Y ya no se dirá más, ya no se pensará más ni se sabrá más. Y eventualmente tampoco se recordará nada más. Nada más de aquel que destruyó sus vidas… Así es. No sabrán de mí después de hoy… Hoy se acaba…

Y nada habrá…

Después de hoy…

11 de junio de 2008

Incendio

Poner un bello comentario, ustedes deben.



Incendio





Y como si el humo ya se hubiese alejado lo suficiente, mis pies comenzaron a caminar hacia delante. En el ya muy acrecentado calor del fuego de las llamas, mis brazos lentamente hunden sus pieles, sus carnes y sus huesos. Con temor presencio sintiendo el horrendo dolor que por mis nervios corre alertándome del gran peligro que corro.


El todo ante mí, gris se me presenta, y como si nunca hubiese yo conocido la libertad, me veo atraído por el conocer de mis posibilidades libertarias. He de conocer ahora lo que es el sufrir, por el confuso estado de mi mente.


En dolor, ahogar mis penas debo, y con este fuego abrasador que lentamente incinera mis pensamientos, debo arrancar aquella espina que en mi mente aun clavada encuentro. Purificantes llamas bermellón, ¿Qué han ustedes de decir ante mi petición impía?


Y tengo bien por conocido al acreedor de mis pecados, al curandero de las heridas, al dios del malestar omnipresente, que es también de mis amistades perteneciente. Y no repararé agradeciéndole, con gratas y deseosas palabras, lo que él aquí por mí ha hecho hoy. Ofrezco le entonces mi más sincera plegaria:


Desde mi último aspaviento en tierra insana y depravada que no he logrado conciliar sueño abundante, y en lugar de ello lo único que mi mente ha concebido, han sido impuras y recalcitrantes visiones de mis bastardos y nuevamente presentados sentimientos. Cosa que me lleva a confesar aquel pecado indescifrable de índole amoroso, con el cual aún sufro íntimamente y cuyas heridas quisiera ya sanar. Es indispensable que estas ilusiones de llegar a olvidar cesen de una buena vez, o que ayudes a mi merced a distraerme de tan fría obsesión que hasta al camposanto me ha llevado a suspirar.


¿Es un grito desesperado lo que mis oídos taladra? ¡Es un choque de ira desvirtuada! Es ya el viento que me olvida, es el agua que de mi cuerpo brota, y brota a borbotones. Charcos enteros de bella agua bajo mis pies se extienden. Agua roja que de los ríos que en mi torso corren se desparrama rápidamente en los suelos. Ya mis pies comienzan a sentir también el fuego purificador.


He caído en llanto muchas y muchas veces. He mutilado sentimientos tratando de acrecentar el aparente funcionamiento de atavío que en mi entera esencia llevo siempre puesto. Y aún así, el paraje que los grises ojos de mi alma ven, es solo una hermosa y calida sonrisa que en mi boca se esboza al sentir su cuerpo abrazando el mío. ¿Son esos los verdaderos ojos de mi alma? O ¿Son solo los ojos de un ente alguno que si puede vislumbrar mi realidad?


La luminiscencia del arbitrado alrededor ya llena mis pulmones con su tajante beso de realidad. Pero he sido yo drenado de toda conciencia, y el saber esto me dopa con silencios. Oigo lejos la madera crujir, y siento que mi fuerza ahora flaquea, mis piernas pierden la batalla contra mi peso, y suavemente caigo chapoteando en el agua de vida.


Es ya mi olvido lo que me ha traído hasta aquí y lo que me ha indicado que debo seguir aquí. Y yo así obedecí, vine y aquí heme aún a pesar de haber visto a mi purificador venir y asecharme, hablarme y golpearme. Yo se, y en esto tengo ferviente fe, que mi purificación, con sus amorosas llamaradas, inició. Ahora he de darme la vuelta, para que una vez que el cielo caiga, poder ver las lágrimas cayendo desde el cielo. Solo no sé si mi estado me lo permitirá.


Elevado en mi purificación, siento ya la última fase comenzar, y así mis parpados incendiar. Ya no puede haber un solo momento de soledad, no hay tiempo para la terminación. Veo los acercarse, ¡Aléjense bestias! ¿No ven ustedes que, el ritual, están interrumpiendo? ¡Piedad señor de los señores, que no es voluntad mía el de este santo terreno alejarme, y así mi purificación interrumpir! ¡No digas, por mi solitaria alma, que solo ahora me dejaras!


¡No!
Ojos abiertos a la realidad. Escapar es difícil. El mirar se torna taciturno, y solo luces puedo yo ver. ¡Cómo dejé me yo llevar por la atracción de lo inmoral? Y es ahora tarde, pues mis brazos son ya inservibles, mis piernas rotas están, mi cara irreconocible es y este mundo, ver, yo ya no lo puedo. Todo por el odio que en mí has inculcado. Todo por haber aprendido a amar… Amarte señor del fuego…


¡Odio te por no haberme salvado! ¡Odio te por no haberme purificado! ¡Odio te por haberme hasta aquí traído! ¡Odio te por haberme cegado! ¡Odio te por haber mi cuerpo incinerado!


¡Odio me por habar dejado me convencer! ¡Odio me por haber olvidado! ¡Odio me por haber dejado me morir! Odio me… por un alma errante ser…