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Memoriasencadenadas

15 de febrero de 2008

Día 6 - Parte 3

A pesar de lo que diga el título, es la primera parte de la historia corta, pues va en orden inverso: 3, 2, 1. Sin más les dejo el escrito. Dejen comentarios.

Dia 6
Parte 3 - Pérdida

Las calles del pueblo se llenaban lentamente de escarcha, y la nieve no paraba de caer. Iluminado por el alumbrado público y algunas casas, Clyón el pequeño pueblo que unía las montañas, el desierto y el lago Zepe esperaba paciente por su destino.

La nieve caía mas fuerte a cada minuto, el viento se agitó mucho avisando al pueblo sobre el porvenir. La tormenta de nieve se dejaba anunciar a si misma, la temperatura era muy baja. Pero la nieve no era tan blanca como la normal, esta era gris. Gris manchada de cenizas.

Un hombre caminaba con cuidado por los callejones, de la mano de él un niño de corta edad. Los dos, en silencio, se dirigían cautelosos hacia el norte.

El hombre paró junto a la puerta trasera de un restaurante y se recargó en la pared, el niño lo imitó. El hombre miró nervioso hacia los lados, hacia arriba y por las ventanas.

-Espero que aun pueda hacer esto –Dijo cerrando los ojos. Y juntando sus manos en su pecho. El niño lo miraba con curiosidad. Una ráfaga de viento se levantó proveniente del sujeto. Luego la nieve que estaba junto a él comenzó a hacerse mas blanca, luego se comenzó a derretir. –No te acerques. –Advirtió al pequeño, que empezaba a sentir el calor, que el hombre producía, con ganas de acercarse. El hombre separó las manos de su pecho y abrió los ojos. Una pequeña perla brillante permanecía en sus manos. – ¡Esto no nos sirve para nada! –Gritó y arrojó la perla al suelo, la cual al impactarse con la nieve se convirtió en una llamarada blanca.

–Intentemos algo mas fácil. –Susurró el hombre tronándose los dedos y el cuello. Se agacho y tomo un poco de nieve entre sus manos. Cerró los ojos otra vez. El niño estaba expectante de lo que sucedería esta vez. Él agua que había quedado de la nieve derretida se empezó a acercar al hombre y a mojar sus zapatos, luego se hizo hielo que quedo pegado a sus zapatos y pantalón. La nieve, que en las manos del hombre yacía, empezó a tornarse mas oscura y mas oscura hasta llegar a ser completamente negra. –Tampoco sirve… -Dijo después de abrir los ojos arrojando la nieve negra al suelo, que al tocar la nieve se evaporó. –Estamos completamente desarmados. –Dijo lentamente el hombre

-¿Y el cuchillito que tienes? –Preguntó el niño

-No sirve para lo que quisiera. –Contestó reflexivo. –Quiero que sepas, que… no importa lo que pase, no puedes morir. Eres muy importante, si murieras…

-¿Me voy a morir? –Preguntó el niño preocupado bajando la cabeza.

-No mira… -El hombre se hincó en la nieve, tomo la cara del niño y lo vio directamente a los ojos. –Esos hombres vienen por ti. Y no se van a detener ante nada. No les importa que seas un niño. Ellos vendrán y… Ah… Solo espero que sepan lo que están haciendo… -El hombre guardó silencio muy nervioso. Pensaba lo que le diría al niño. Era una situación complicada y no hallaba la forma de decirle que había personas que querían llevárselo para matarlo.

Un rayo cayó desde el cielo haciendo mucho ruido.

-Solo quiero que sepas que… No importa si yo muero… Tú tienes que escapar. No dejes que te atrapen… Corre lo mas rápido que puedas, escóndete… -Lo que el hombre quería decir no quería salir de su boca.

-¿Te vas a morir? –Pregunto triste el niño.

-No, no quiero… Pero pueden matarme… Si no lo hacen y… y te llevan con ellos… Voy a ir a donde sea necesario para traerte de vuelta… ¿Okay?

-Bueno –Dijo el niño sin entender de lo que el hombre hablaba. El hombre abrazó al niño y soltó una lágrima.

Ese hombre no sabía porque, pero sabía que ese niño era algo demasiado importante para dejar que cualquiera se lo llevara. Además la nota decía “Es tu turno”.

El hombre se puso de pie y los dos siguieron caminando rápidamente. El ambiente se convirtió en una tormenta de nieve completa. Por suerte el niño traía puesta la chamarra de él. El cielo se llenó también de truenos y rayos. Había una inminente tormenta eléctrica junto con la tormenta de nieve que ya había empezado.

Ruidos en las esquinas, personas sospechosas, sombras; todo ponía nervioso al hombre. Una presencia no ordinaria hizo que el hombre se percatara de que ya los estaban siguiendo. Cruzaron una estrecha calle esquivando a los carros. Y se internaron en una red de callejones conectados entre edificios.

El hombre hurgó un bote de basura y encontró una tabla de madera. La tomó y se escondieron en una esquina esperando a que quien los seguía pasara. Y justo de la manera que el hombre esperaba, otro más entró al callejón para alcanzarlos. El hombre aprovechó el momento para propinarle un golpe justo entre los ojos con la tabla. Lo golpeó una y otra vez hasta que este quedó inconciente. Luego busco en el cuerpo del hombre alguna navaja o algún objeto que pudiese servir de arma, y encontró para su sorpresa un arma de fuego.

El hombre tomó al niño de la mano una vez mas y corrió para salir del callejón jalando al niño. Al salir del callejón se movían cautelosamente entre las sombras de los edificios y los automóviles. Tras algunas calles de huir y esconderse, llegaron a la plaza principal de todo el pequeño pueblo. Había varios puestos ambulantes de comida y de dulces varios.

-¿Me compras un churro? –Preguntó el niño al hombre. El hombre pensó que en presencia de tanta gente, no podrían atacarlos. El hombre sacó dinero del bolsillo. Recordó la extraña manera en que lo había conseguido, por una anciana que se lo había obsequiado, cuando él lo que buscaba era un lugar donde dormir. El vendedor de churros, un anciano que parecía olvidado entre las escasas personas, le cobró el churro al hombre y este se lo dio al niño.

El hombre sabía que lo mas seguro era que llegaran a algún lugar donde pudieran quedarse, antes de que el reloj marcara las doce. Pero en cualquier lugar los podrían encontrar fácilmente, por lo que lo mejor era salir del pueblo lo antes posible. Así que decidido, el hombre salió de la plaza, con el niño detrás, escondiéndose entre sombras y moviéndose los mas rápido que podían.

Cada ventana que dejaba luz salir, era peligrosa para su camuflaje, cada rayo de luz que salía de un faro cercano, era un enemigo que podría ayudar a quienes quieran que fueran los que los seguían. Pronto se alejaron de la plaza y hasta el hombre comenzó a creer que lo lograrían.

Un hombre de vestiduras blancas salió de la vuelta de una esquina y plantó sus pies en el frío concreto cubierto de nieve, justo en medio del camino que el hombre y el niño seguían, estos últimos se detuvieron. El hombre tomó fuertemente la pistola, el niño se refugió detrás del hombre, y el otro hombre no hacía absolutamente ningún movimiento, su cara quedó cubierta por las sombras de la noche.

Unos momentos permanecieron así, hasta que el hombre decidió no arriesgarse. Un disparo desató el embrollo. El otro hombre cayo de bruces en la nieve, el hombre se apresuro a seguir caminando, pero se detuvo al notar que el niño no lo seguía. Se giró y vio a otro individuo, de atuendos también blancos, que se estaba llevando al niño. Otro disparo fue suficiente para neutralizar al susodicho.

Repentinamente, todo el lugar se llenó de personas que vestían de blanco y estaban armados. Rápidamente contó a diez individuos, no podía escapar, y solo miraba de un lado a otro escudriñando al grupo de hombres en blanco, mientras buscaba proteger al niño.

Uno de los hombres de blanco, se acercó al hombre. Sonrió un poco y se acercó lo suficiente para hablar cordialmente.

-Ya no puedes escapar. Nos vamos a llevar al niño, así que mejor coopera. –El hombre permaneció callado y con mirada desafiante. El otro hombre se volteó e hizo una seña a otros dos para que se acercaran, momento que el hombre aprovechó para dispararle en la cabeza. Luego, como pudo, abrazó al niño y se lanzó a través de la ventana mas cercana, rompiéndola, mientras los otros le disparaban.

Una habitación muy oscura que tenía una cama al centro y triques por todos lados. El hombre corrió hacia la puerta empujando al niño, salieron de la habitación y cerró la puerta tras de sí. Una mujer estaba parada allí, en el pasillo al que habían salido, ambos la miraron y no dijeron nada. Luego el hombre le apuntó con el arma.

-¡Escóndase! ¡Escóndase o los que me siguen la matarán! –La mujer corrió rápidamente y se encerró tras una puerta.

La puerta de la habitación se abrió violentamente, y uno de los hombres de blanco detrás de esta recibió un puñetazo en la cara que el hombre ya había preparado, luego le disparó en el suelo, y con increíble velocidad, a los otros tres hombres que estaban en la habitación, sin darles oportunidad de defenderse.

Luego esperaron unos momentos dentro de la casa, expectantes de si otro hombre entraría a la casa. Pero nadie mas entró. Así que buscaron una entrada trasera que la casa no tenía, al encontrarse con esto, el hombre no tuvo mas remedio que salir por la puerta principal. No había nadie afuera.

Con cautela salieron, el hombre apuntando hacia todos lados, el niño detrás del hombre. Parecía ser que los restantes cinco hombres se hubiesen esfumado, porque ni siquiera había pisadas.

Un golpe en la nuca hizo caer al hombre en la nieve desprendiéndose de su arma. Volteó y vio a los cinco hombres faltantes en los tejados. De un salto, uno de los hombres bajó y tomó el arma del hombre que yacía a unos escasos metros y le apunto con esta.

Cuando estuvieron todos en el suelo, tomaron al niño, el cual suplicaba por su libertad desesperadamente.

-¡Déjenlo ir! –Gritó el hombre

El niño hizo un movimiento con su pequeño brazo para liberarse de su raptor, y logró soltarse, comenzó a correr, pero otro hombre se abalanzó sobre él. Cayeron al suelo, y una vez allí, el niño pateó la cara del sujeto para alejarlo, y luego le dio un golpe con la mano abierta justo en el pecho. Una flash se produjo desde el pecho del hombre, que salió inmediatamente despedido hasta una pared cercana en la cual impactó salpicando de sangre el suelo y a los demás individuos.

El niño rompió a llorar en el suelo. El hombre saltó hasta donde estaba el niño y lo abrazó, muchísima nieve se levantó y los cubrió haciendo una pared con el hielo.

-Voy a ir por ti, te lo prometo. –Dijo el hombre abrazando al niño. Luego lo soltó, el niño se limpió las lágrimas de los ojos.

El hielo se desquebrajó y cayó delante de los hombres de blanco, los cuales vieron al niño yaciendo hincado en la nieve, sin absolutamente nadie alrededor mas que los hombres de blanco.

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1 Comentarios/Memorias:

RottenMilk dijo...

Ah! Lo termine wiiii
Bueno pues, se me hizo muy familiar ... Como algo que yo hubiera imaginado antes, bueno, solo algunas partes ... Esta le primera parte que leo, asi que no tengo nada que decir realmente ... Creo que es bastante bueno, ya habia ... Visto ... En alguna parte algo como eso ... En mi cabeza ... :p
Bueno, ya te deje mi comentario, este no esta tan chiquito como los otros jeje, pero bueno, ahora si me voy.

Y no lo olviden:
"Cuando un niño de ojos verdes se te acerque para preguntarte lo evidente, NO HUYAS. Ah si, Y Ke ViVa El MeTaL!¡!¡!