Los Reflejos del Amanecer Tardío

Los Reflejos del Amanecer Tardío

Olvidé mis ilusiones en un café del centro,
Abandoné mis luces en la escuela,
Dejé mi pasión en manos de un ambulante estafador.
Todo por ir a buscar los reflejos del amanecer tardío.

Encerré mi razón en el cajón del buró,
Lancé mis corazones rotos en una fogata,
Y hasta compré mala suerte en el mercado,
Todo porque sé que esos reflejos no encontraré.

Pero los recuerdos más preciados atesoré.
Mis sentidos, a todo mí alrededor, arrebaté.
Y mi fuerza, del patio, desenterré.
Todo porque en esta búsqueda no desistiré.

Es el fin del día presente.
Pensamientos divagan entre sucias sombras.
Y el cielo, teñido de sangre, se torna oscuro.
Son los reflejos del amanecer tardío.

Petrificadas lágrimas de un recuerdo desastroso,
En la nieve que los lobos han ya olfateado.
El primer reflejo aparecido,
El mas doliente, aun en el alma clavado.

Una muerte, y una vida.
La luz entre las oscuridades.
La oscuridad entre las luces.
Un perfecto suceso destinado.

Sangre, lluvia y traición.
Perfecto escenario de tragedia.
Una bala aislada en el corazón.
Una llaga, el primer tardío amanecer.

Es el fin del día presente.
Pensamientos divagan entre sucias sombras.
Y el cielo, teñido en sangre, se torna oscuro.
Son los reflejos del amanecer tardío.

Segundo reflejo alzándose,
Aun invisibles sentimientos.
Cuarzos rotos intercambiados,
En un trueque por una vida.

El descanso tras la bella victoria.
Momento propicio para accidentales.
Descanso a la luz de la luna otoñal
Hace un año ya de aquel remordimiento.

La luz emergente he logrado resguardar.
Mi misión ha terminado, solo queda esperar.
Distracciones traen lágrimas.
Fallado en el último momento.

Estallidos ensucian mas la conciencia.
Repentina despedida inesperada.
Inocencia alejándose en el viento.
Un cuchillo clavado sin perdón.

Cielos, surcados, sin sentido.
Esa playa a la que le sonreímos,
No será jamás la misma.
Ese oasis no volverá jamás.

Es el fin del día presente.
Pensamientos divagan entre sucias sombras.
Y el cielo, teñido en sangre, se torna oscuro.
Son los reflejos del amanecer tardío.

Más violines en desesperanza.
El tercero se ha escondido hace tiempo.
No ha escapado sino solo se ha alejado,
Inexistente sentimiento clasificado.

Humo entre imágenes,
Mudos, recuerdos difusos.
Inmóviles, las estrellas admiraban.
Estéril, inconcebible es tu ser.

Miedos por remembrar sucesos,
Que trajeron fríos días luminosos,
Frías noches en ausencia protegido.
Ocasos solitarios, Crepúsculos asesinados.

Pasado ya han esos reflejos.
Pero en la fuente aun hay uno,
Y es quizás el mío.
Es quizás el que tocará esta realidad.

Son solo caracteres y palabras,
Descifradas en ausencia de sentir,
Por un sistema de ilusiones realizadas.
Por un falso dios alimentado de personas.

Es el fin del día presente.
Pensamientos divagan entre sucias sombras.
Y el cielo, teñido en sangre, se torna oscuro.
Son los reflejos del amanecer tardío.

Han venido y han pasado.
Han llegado y se han quedado.
Me han tocado y he amado.
Dulces reflejos del amanecer tardío.