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Memoriasencadenadas

4 de agosto de 2008

Barreras Dormitando [III. Defensa]

Así que quizá pensaron... Oh Dios, hará lo mismo de siempre y dejará la historia inconclusa... ¡Pues no lo haré!

Barreras Dormitando




[III. Defensa]

17 Abril


Una cortina de humo y tierra se levantó repentinamente. El cielo era casi imposible de vislumbrar tras la gruesa capa de humo negro que se levantaba de los incendios cercanos. Por todas partes los gritos desesperados de personas heridas o moribundas convertían el ambiente, ya inundado de ruidos de disparos y explosiones, en una pesada masa densa que caía sobre todo lo presente.


La cortina se disipó mientras cualquier ser vivo cercano la ignoraba. El teniente Hólonim hizo una seña indicando a su escuadrón avanzar, los siete soldados, cubiertos con pasamontañas, obedecieron. Se filtraban entre los escombros y las trincheras moviéndose rápidamente hacia el norte y comunicándose por auriculares conectados por radio, con disparos zumbando a su alrededor.


Llegaron frente a una clase de bunker militar cerrado con una pila de escombros.

-Cero seis, cero nueve y treinta y dos vienen conmigo; Doce, trece y quince se quedan cuidando la entrada, y no se les ocurra economizar munición. Disparen como si sus malditos traseros de marica dependieran de ello.


Los tres soldados asintieron y se resguardaron dándole la espalda a la puerta y los otros cuatro se acercaron a la puerta. Después de colocarle explosivos y alejarse, el escombro voló en pedazos y los cuatro entraron.


-El equipo alfa viene en camino. –Dijo trece a quince.

-Y ¿El helicóptero?

-Lo derribaron, enviaran otro, pero tardará. –una ráfaga de balas se estrelló entre ellos. Ambos tomaron refugio instantáneamente.


Los disparos cercanos cesaron, pero los lejanos jamás paraban. Ambos respondieron el fuego copiosamente, tal y como se les había indicado. Rápidamente vieron que todos los enemigos eran neutralizados.


-Hay que movernos, debe haber más de ellos por allí, tomémoslos por sorpresa antes de que ellos nos lo hagan a nosotros. –Sugirió quince.

-De acuerdo –Accedió trece.

-Esperen, esperen. –Interrumpió doce. Su voz delató su femineidad –Se nos ordenó hacer guardia a esa entrada –Continuó señalando el boquete hecho por los explosivos –Y eso es lo que tenemos que hacer.

-¡Mierda, doce! Siempre tienes que dejar aflorar esas hormonas. –Masculló quince.

-Di una palabra más y cerraré tu boca con plomo maldito im…

-¡Oye, oye, oye! ¡Calma los dos! –Interrumpió trece. Luego los miró unos segundos. –Ella tiene razón. -Concedió –Si uno se…

-¡Maldición trece! ¡Siempre le tienes que dar la razón a ella! ¿Solo porque tiene pechos y yo no? –Arremetió quince

-No, ¡Escucha! Si uno de nosotros va allá solo puede morir, y si dos van o todos vamos, la entrada quedará al descubierto…

-Así es, la orden fue resguardar el Área –Dijo la voz del teniente Hólonim desde los auriculares de los tres. –Ignoren las impulsivas ideas de quince.

-¡¿Estaba escuchando?! –Gritó quince enfurecido.

-Claro que si. Toda la conversación, con un impulsivo como tú, no podía dejarlos solos. –Dijo Hólonim con un dejo de obviedad. –Además… trece es muy manso…

-¡Oiga! Estoy escuchando también –Interrumpió trece.

-…Y sabía que diría que si a cualquier locura que se le ocurriese a quince. Por eso dejé a doce con ustedes. Ella será su cerebro, par de animales. –Los ojos y ceño fruncido de quince delataban su ira, y la inexpresividad de trece su disculpa. –Doce, tienes permiso para llevar la batuta temporal en ausencia mía.

-Si señor. –Obedeció doce. Quince lanzó su auricular al suelo con furia y comenzó a soltar improperios al aire.

-Estamos teniendo algo de problemas aquí dentro, pero ya casi llegamos al objetivo. –Comentó el teniente. –No permitan que…

-¡Tomen posiciones! –Alcanzó a ordenar doce antes de que el sonido de muchísimos disparos que pasaron zumbando junto a ellos cubrieran sus voces. Los tres se lanzaron a sus costados huyendo del peligro.


Quince se resguardó tras una pared de concreto en medio de la balacera. Miró a doce entre las balas esperando órdenes o una estrategia que los ayudase. Notó que ella movía sus labios pero no la escuchaba. Miró el comunicador en el suelo a solo unos metros de distancia. Luego devolvió la vista a doce, que se quitó el pasamontañas para que él pudiese leer sus labios. Su cabello era muy corto y su rostro bello pero sucio. Empezó a gesticular. Quince señaló su pecho y luego el auricular. Ella respondió con señas prohibiéndole ir a recogerlo. Él esperó a que el fuego cesara. Pudo oír las voces de los enemigos decir algo en otro idioma. “Es mi oportunidad” pensó, y sin demora corrió hacia el comunicador, derrapó en el suelo y lo recogió.


Una cegadora luz blanca lo envolvió. Sintió sus pies separarse del suelo y unos momentos después su espalda golpear el suelo. Sus oídos quedaron completamente aturdidos y lo único que captaban era un atormentador zumbido. Sintió su pulso en la cabeza fuertemente y a velocidad muy acelerada. Trató de moverse, pero sintió su cuerpo muy pesado. Abrió los ojos y solo recibió imágenes confusas. El sonido lentamente se empezó a aclarar, y escuchó vagamente las balas pasando junto a él y algunos gritos muy lejanos. “Estoy muerto” Pensó. Luego un atolondrado dolor en la rodilla lo hizo ponerse tenso. “Los muertos no sienten dolor… Mierda, sigo vivo. Y quiero seguir así.” Su visión se volvió nítida casi al mismo tiempo que los sonidos. Después de ello el dolor lo inundó. Gritó.

-Los muertos no gritan –Escuchó decir a trece. –Está vivo. ¡Baphomet, cúbreme! –Ordenó dirigiéndose a quince –¡Voy a ir por ti! ¡Tu también Áyem! –Terminó dirigiéndose a doce. Quince tomó su rifle de asalto y comenzó a disparar hacia el sitio donde provenían la mayoría de los disparos. Trece se deslizó veloz hasta llegar detrás de quince y lo tomó del cuello del traje para empezar a jalarlo. –No dejes de disparar.

-No lo haré.

-Áyem, ve por detrás y embóscalos –Ordenó trece jalando a quince mientras este último vaciaba su arma en solo paredes y el suelo que cubría a los enemigos.

-¿Perdiste la cabeza? Enviar a un solo hombre a emboscarlos es asesinato, y no pienso caminar hacia mi muerte. –Respondió doce en el comunicador.

-Creí que eras mujer.

-¿Qué? Si… Tú sabes lo que…

-¡Ve! –Interrumpió trece –¡Ahora! ¡Es nuestra única oportunidad! –doce guardó silencio. Trece lo interpretó como una afirmación. –Dejaré a Baphomet en la casita junto a la trinchera cerca de donde el teniente se separó, luego te alcanzaré. –“Mierda, sabía que esta era una misión suicida” pensó.


Trece dejó a quince con la espalda contra la pared de madera y después ambos se quitaron el pasamontañas. Cuatro paredes de madera gruesa de dos por cuatro metros. Adentro únicamente estaban los dos hombres, no había nada más a excepción del agujero donde hubiera encajado una puerta si la hubiese habido. En el suelo y pasando por el umbral de la puerta hasta la pierna de quince, había un rastro de sangre. La mitad de su pierna había desaparecido y la sobra destazada de su extremidad sangraba a borbotones, el dolor lo confundía.

-Teniente –Empezó trece dirigiéndose al comunicador. Sus manos temblaban, sabía que la operación estaba sucediendo como se suponía que no sucediese. –Tenemos un hombre herido. –Solo estática respondía a su llamado -¡Teniente! ¡Maldita sea!

-¿Dónde está mi comunicador?

-¡Teniente responda! –Masculló trece enfurecido.

-¿Dónde está mi comunica…?

-Creo que se te cayó por ahí. –Interrumpió trece con furia la pregunta ya antes formulada de quince. El sonido de la estática en su oído lo desesperaba. Sabía que era posible que el teniente hubiera muerto. Aún así siguió intentando. –Teniente conteste. Aquí trece, tenemos un hombre herido, doce está emboscando a los enemigos. Repito hombre…

-No creo que valla a contestar. –Dijo quince imitando la voz de un niño que busca a su madre. Trece lo ignoró.

-Teniente, aquí trece… ¡Maldita sea responda! Quince está herido y doce esta…

-¿No tienes calor?

-Teniente responda. Es una emergencia. –No obtuvo respuesta. Se resignó. Comenzó a pensar en una posible salida, una forma de escapar con vida.

-Mi pierna está sangrando mucho… -Interrumpió quince en tono burlón.

-¡Cállate! Intento salvarte la vida.

-Si, como no –Replicó quince sarcásticamente. –Apuesto a que solo tratas de llamar a los otros para que vengan a cuidarme mientras te vas a buscar a doce.

-¡La culpa es tuya idiota! Si no te hubieras quitado el transmisor hubieras sabido del lanzagranadas y no te…

-Ah… ¡Tonterías! Solo tratas de desviar el tema porque sabes que la obligaste a ir… al suicidio. ¿O no?

Trece lo miró con furia y guardó silencio ante la mirada desafiante de quince. Aunque sabía que en eso tenía razón, no quería que él se lo dijera, pues había sido quien los orilló a usar esa táctica tan precipitada.


Trece salió de la casita y miró a su alrededor. Comenzó a tratar de contactar a doce, quien si recibió la señal.

-Doce, guarda la posición. Voy a ir a sacarte de allí… Solo… aguanta. –Pidió preocupado. Luego empezó a alejarse.

-¡Oye! ¡Oye! ¿Qué se supone que haga yo? –Gritó quince.

-No lo se… haz un torniquete con tu camisa… piensa en algo. Trataré de volver antes de que ellos lleguen aquí.

-Si claro… ¡Al menos déjame tu transmisor! –Trece ignoró esta última petición y se fue corriendo.


-Perfecto… lo que necesitaba… -Dijo quince para si mismo. –Que me dejen solo… Y con la pierna… o mas bien sin ella. Perfecto… ¡Perfecto! –Gritó enfurecido.

Se arrancó un pedazo de camisa y la amarró fuertemente a su pierna soltando toda clase de maldiciones e improperios. Luego se quedó esperando mucho tiempo.


Un hombre de uniforme desconocido se paró en el umbral de la puerta. Quince no dudó y le llenó el organismo de plomo. Muchas voces rodearon el lugar, otro hombre a lo lejos comenzó a dispararle, quince respondió el fuego y logró derribarlo. Luego un hombre más disparó y este le acertó en un hombro.

-¡Morirás maldito bastardo! –Espetó disparando. Ese hombre también cayó. Luego otro se mostró, esta vez solo dos balas salieron de su arma y luego se quedó vacía. El hombre esquivó los disparos. –Cómo decía mi madre… Nunca vayas a la guerra sin munición… Mierda… -Dijo para si mismo. Trató de pensar en otra solución, pues tenía las balas pero los demás cargadores estaban vacíos y los enemigos no esperarían a que las colocara. Tomó una de sus cuatro granadas y la miró. –Y yo sin cigarros… -Comentó apreciando la ironía de su situación. Quitó el seguro de la granada y la lanzó. Luego pensó que la granada no podría llegar muy lejos, y con gran esfuerzo se movió unos centímetros lejos de la vulnerabilidad que le dejaba la falta de puerta.


-¡Allí les va otra imbéciles! –Gritó un momento después de lanzar la segunda granada. –¡Ustedes no me van a matar bastardos! –Escuchaba aún las voces y pisadas de varios soldados enemigos afuera de la casita. Sabía que aunque lanzara las cuatro granadas, ellos no morirían. Así que tomó la tercera y cuarta granada y colocó una de ellas en su regazo. Le quitó el seguro a la otra. Escuchó el sonido de la granada activándose mientras las piezas se alejaban lentamente en el pequeño espacio.


Fue entonces cuando lo supo. Pensó en ello un momento y lo negó. Lanzó la granada y justo cuando esta abandonó su mano, entendió que era lo que merecía, y que había desperdiciado su vida y había sido una molestia para todos a su alrededor. Había cavado su tumba con sus dos manos y su rifle. No le gustó ser quien era, pero supo que era tarde para cambiar.


Aceptó entonces su destino.

Moriría.


.

5 Comentarios/Memorias:

Anónimo dijo...

Agradóme bastante!!
Buena historia, me suena algo familiar, pero esta muy entretenida.

Saludos!!

Soiral dijo...

´Me gusto mucho esta historia, insisto suena como si estuvieran jugando a gotcha en escenario :P aunque claro aqui sí mueres...
Sigue escribiendo y el final... pocas palabras pero un gran significado.

mvdjpq dijo...

oralee me agrada me agradaaa
wow ke ironiaaa
nooo
zolo hazta el final te daz kuentaa de tu inzolenziaa y tu mal karakter...
zolo hazta el ultimo zegundo aceptaz lo ke erezz
y lo ke zerazzz.....

vale valeee
muy buenooo
zaz zaludozz

mvdjpq dijo...

bueno bueno...
me guztaria zaber ke fue lo ke ke falto o kiza zobro ne mi ezkrito opaa ke penzaraz algo diztinto... ???

me guztaria zaber eza opinion de ti....

vale aadiozz

Necro dijo...

heavy... este tipo de entradas siempre me han pegado al escrito, las descripciones son algo k se te da, es facil imaginarlo todo y lastima por 15... peor por algun motivo desde poko despues de haberse planteado la personalidad del personaje, supe que no legaría a la siguiente parte... y bueno... kiero ver k pasa con 12 y 13... en fin... buen escrito y espero los k siguen... tengo mucho k leer... adios